El marco prestigioso de Mónaco
Monte-Carlo es todavía más
apreciado gracias a la seguridad que allí
reina. Todos los especialistas en seguridad son unánimes:
conseguir que un lugar sea más seguro
que Mónaco es difícil:
un policía por cada cien habitantes,
un sistema de
vigilancia con vídeo 24 horas sobre
24 en la totalidad del territorio y en las entradas de la inmensa
mayoria de edificios, un sistema de transmisión
digno de las mejores armadas del mundo, la posibilidad de bloquear en
unos minutos todos los accesos al Principado, sin olvidar los equipos
de vigilancia internos del casino y de todos los establecimientos de
juego y hoteleros.
La seguridad monegasca, dirigída
por un alto funcionario de la policía
francesa, es el departamento de policía
más moderno y eficaz de Europa.
La orden dada por el Príncipe Rainiero
es
tajante:"La seguridad debe ser total en Mónaco.".
Y no está lejos de ser cierto. Hay
que decir que las consignas dadas a los 519 policías
formados intensamente durante casi 2 años son de lo más
estrictas: todo aquello que pueda perjudicar la harmonía
reinante está prohibido. La mendicidad
no tiene lugar, la vestimenta desaliñada no está
permitida, la normativa de la circulación
es aplicada con una particular severidad. Los tribunales monegascos
pronuncian casi siempre el máximo
de las penas. Resultado: las tasas de delincuencia son ridículamente
bajas, siendo el sueño de cualquier Ministro del Interior.
Como dice un conocido joyero monegasco:
"las joyas de las más prestigiosas
joyerías estan hechas para poder
lucirlas, incluso por la calle, y no para ser guardadas en una caja
fuerte. Esto sólo puede suceder
en Mónaco".
El Gobierno Principesco
presta una gran importancia a la calidad de su equipo
sanitario:
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